¿Cómo dormir después de vomitar?

En mayor o en menor medida, y provocado por diferentes causas, todos vomitamos alguna vez. En ocasiones, por desgracia, esta mala experiencia (que acaba siendo un alivio en la mayoría de los casos) nos sobreviene durante las horas de sueño, o estamos enfermos y, aunque sea por la mañana, nos surge la duda de cómo dormir después de vomitar.

Como consejo general, diremos que si una persona ha vomitado, debemos tener paciencia, cubrirla para evitar los temblores, o incluso darle una ducha cálida si le apetece, para después ofrecerle una infusión de menta poleo, de hinojo, de manzanilla, o de cualquier otra yerba que ayude a aliviar el malestar de estómago.

De esta forma, además, estaremos contribuyendo a la hidratación de la persona que ha vomitado, algo muy importante en caso de que se venga repitiendo con mucha frecuencia.

Al ingerir la infusión, la persona debe permanecer un tiempo erguida (sentada) para ver cómo le sienta, para evitar que le vuelvan las ganas de vomitar estando en la cama.

Pero una vez que nos hayamos asegurado, al volver a la cama, cómo debe dormir una persona después de vomitar.

Cuál es la mejor postura para dormir después de haber vomitado

La postura recomendada para acostar en la cama a una persona que ha vomitado es, en realidad, la postura que siempre recomendamos como ideal para dormir, salvo que se sufran lesiones o cualquier otro tipo de incapacidad que nos lo impida: de lado y sobre el costado izquierdo.

La razón es que al dejar caer nuestro cuerpo sobre el lado izquierdo, nos aseguramos de que no se produzcan reflujos hacia el esófago, al mismo tiempo que favorecemos el buen funcionamiento del bazo, y evitamos un innecesario sobreesfuerzo de nuestro corazón.

Pero ésta es, como decimos, la postura más recomendable para dormir en situaciones normales, así es que nada nuevo en realidad.

Si alguien ha vomitado y vuelve a la cama, no obstante, lo que siempre hay que evitar es que duerma boca arriba o boca abajo, sobre todo si se trata de un bebé, un niño, un anciano, o un discapacitado psíquico.

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